Güimar cita a los ganadores del pasado año para repetir triunfo

Fiel a su cita con el automovilismo canario, la Subida al Mirador de Güímar cumple 42 años con los mismos argumentos que la han situado como una de las carreras de montaña más complejas, pero a la vez más bonitas tanto para pilotos como espectadores. 

Informa. Domingo González.

En los días previos, la Escudería Valle de Güímar rindió homenaje a cuatro pilotos de antaño: Carlos Hafner, Juan Luis Cruz, Ricardo Avero y Tomás Gimeno, nombres gloriosos del motor tinerfeño que inscribieron su nombre como ganadores en Güímar.

En 2015, la prueba es valedera para los campeonatos Provincial e Interinsular  de Montaña, Trofeo de Promoción y Trofeo de Regularidad. En los tres primeros se dan cita 41 monturas, mientas que en el Regularidad Sport lo harán 20 competidores. Lo hacen, además, todos los campeones de la edición del año pasado: Cristo Díaz (BMW M3) en Turismos y Jonathan Morales (Silver Car S2) en Barquetas; y José Julio del Rosario, Miguel Ángel Báez y Álvaro Fuentes en las tres clasificaciones de la Regularidad.

Vuelven a formar ellos en el grupo de aspirantes al podio, en el que también están Javi Afonso (Silver Car S2), Fran Suárez (BRC B49) y Juan Lorenzo González (Silver Car S2) en las Barquetas; Eduardo Alonso (BMW M3), Félix Ramón García-Durán (Alfa Romeo 156), Félix Brito (Mitsubishi Evo III) y Walter Delgado (Ford Sierra RS), entre otros, en turismos.

Por su parte, Lauren García es  el deportista que más rápido ha cubierto los 4,8 kilómetros de la rampa sureña, con un tiempo de 2:25.399 al volante de la espectacular BRC Suzuki 1000 en la edición del año 2009.

La Subida al Mirador de Güímar dará comienzo a las 10:00 horas con la manga de entrenamientos oficiales, realizándose a continuación las dos mangas oficiales, mientras que la entrega de trofeos y distinciones de llevará a cabo en la Plaza de las Flores,  en la zona más céntrica del núcleo urbano de Güímar, al término de las mismas sobre las 14:00 horas.

La organización ha previsto un amplio dispositivo de seguridad, sobre todo en la conocida zona del badén, en donde conjuntamente con las reviradas curvas de la zona de Mascahierros se dan las imágenes más espectaculares de la carrera y en donde se puede dar un buen ‘mordisco’ al crono o quedarse sin opciones de llegar a meta.

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